La melodía de la canción “Someday” rápidamente deformada por el sonido de una cinta rebobinando, seguida de un patrón de batería flojo pero pegadizo al que después se le une una guitarra a lo “Where is My Mind” de los Pixies, junto con la distorsionada y saturada voz de Julian Casablancas es la forma de empezar el álbum que renovaría el rock en el mainstream para el siglo 21, un clásico automático. Conforme va apareciendo cada línea de instrumento, se vuelve evidente que la fórmula funciona: la embestida del jueguito de guitarras entre Nick Valensi y Albert Hammond Jr, el bajo de Nikolai Fraiture respondiendo al storytelling de las sobresaturadas frases musicales de la voz de Julian y las percusiones de Fabrizio Moretti definiendo el ritmo de la nueva ola de rock.
Cuando los integrantes de The Strokes tocaban en pequeños establecimientos en la capital del mundo, rápidamente fueron descubiertos por Gordon Raphael, el productor con quien, en su estudio con un micrófono Audio Technica 4033 en la voz, grabaron a una sola toma el EP de “The Modern Age”. El éxito de esta sesión fue tanto, sobre todo en Europa, que prontamente firmaron con RCA Records y en 2001 lanzaron, casi como un sueño adolescente, “Is This It”.
Con Mask Guy Records acordamos hacer una “retro-review” del álbum debut de los Strokes, por lo icónico e importante que fue para el desarrollo de la música rock y pop de los años en adelante, y llamarle así, me tomó por sorpresa. No se perciben los 23 años desde que el material fue lanzado. Re-visitarlo se siente como una ventana a una vida de pasarla bien, y por momentos, también mal, cantando sobre chicas, buenos tiempos, alcohol y drogas; escrito todo desde la mirada masculina. ¿Sobre qué más vas a cantar cuando eres un joven veinteañero en la ciudad más sobrecargada de excesos en el planeta?. La magia para mí, es que estos mensajes no se quedan a un nivel superficial; invitan al escucha a cuestionar esta misma realidad. “I want it all, I just can’t figure out nothing” (Lo quiero todo, solo no puedo entender nada).
“Things, they have changed in such a permanent way” (Las cosas cambiaron de una forma tan permanente) como se menciona en “Alone, Together”, es lo que este quinteto de skinny jeans y buen pelaje iba a crear. Un cambio en el estilo y estética de la música que después un puñado de bandas iba a replicar: el relato de la escena underground de Nueva York a través de una mirada de rock influenciada por los clásicos de los años 70.
El mérito de The Strokes no solo recae en la música y el sonido que lograron crear. La cultura, moda, estilo, fue una parte esencial de su impacto. Nada era suficientemente “cool”, hasta que llegaron ellos con una estética de estrellas de rock de la cuál se apropiaron. Desde la decisión persistente y en contra de todos los deseos de RCA records, de sonar sucios, lo-fi, sin más definición que la justa y necesaria tal cual sonido de rock de garage; hasta no tomarse a ellos mismos muy en serio, dejarse llevar por los beneficios de ser famoso y no tener límites, al tener acceso a todo lo que deseasen – muy rockstar–. Esta narrativa contribuyó a su éxito trascendental y a la necesidad que crearon en los músicos del indie en potencia alrededor del mundo, todos querían ser parte de los strokes, como lo dijo Alex Turner en “Star Treatment” en “Tranquility Base Hotel and Casino”. – por citar a uno de los influenciados en cuestión –.
No todo es desenfreno y buenos tiempos, tampoco. En canciones como “Soma” y “Barely Legal” hay muchas líneas moralmente cuestionables. El significado de cada pieza de arte cambia según la interpretación de quien la consume. Pero aún así, en las reglas de la norma social existen líneas que no deben cruzarse. La esencia de la escritura de Casablancas está en no dejar nada claro, darte frases vagas que de una forma increíblemente sútil pueden construir una historia cargada de realidad; pero, de nuevo, las canciones y su significado son subjetivas.
Todo disco disruptivo requiere de al menos un grito punk anti-autoridad. Esta necesidad estaba cubierta con “New York City Cops”. Un punto de inflexión en el aporte cultural del LP fue cuando se tomó la decisión de reemplazar esa canción por “When It Started” para el lanzamiento del álbum en Estados Unidos a partir de los atentados del 9/11.
Para hacer, no solo un trabajo, sino toda una carrera músical que se defina como “cool”, inmoderada y por momentos incluso irresponsable, se necesita talento genuino, y una visión artística clara, y estos cinco neoyorquinos, lo tienen todo.
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Reseña por Karen Dominguez @karendomng