El Buena Vista Social Club no existe

Jun 20, 2025
El Buena Vista Social Club no existe

El Buena Vista Social Club no existe. No existe ese salón con detalles art deco donde se bebe ron, se fuman habanos y se baila salsa cubana. Es más, la salsa cubana no existe -como alguna vez alguien me dijo en referencia al son cubano-. Sin embargo, tiene un álbum que se coló en varias listas de los mejores álbumes de la historia y una versión en vivo en el Carnegie Hall de Nueva York.

El Buena Vista Social Club no existe, pero si existió. En la Cuba pre-revolucionaria, el club fue un punto de encuentro del sector obrero y campesino de los habitantes del barrio del mismo nombre. En él, diversos músicos desfilaron y se encargaron de consolidar la guajira, el bolero y transformar la influencia estadounidense que llegaba a la q para escapar de ley seca en el mambo, el cha cha chá, el son montuno.

Contrario a lo que se cree, el club no fue cerrado por ir en contra de los ideales del socialismo. Fue cerrado porque Manuel Urrutia Lleó, la persona que asumió la presidencia cubana después de la renuncia de Batista creía que el estilo de vida hedonista de le época había contribuido a la corrupción sistemática. Con su cierre, los espacios culturales del pueblo se limitaron y la música cubana sobrevivió gracias al éxodo de personas qué desde Miami, Nueva York, México D.F. o Caracas. lo metieron a un cuenco junto con el jazz, soul, rock y de ahí surgen nombres más conocidos como Celia Cruz, Pérez Prado, Benny More.

Mientras la música del mundo evolucionaba, en Cuba seguía sonando lo mismo, sin un espacio para que la escena musical se desarrollara en plenitud. Los sonidos de las calles de La Habana quedaron encapsulados en el tiempo debido al embargo sobre la isla.

En 1996, el estadounidense Ry Cooder iba a grabar, con financiamiento británico, un álbum con participación de músicos cubanos y maliense. Sin embargo, las visas de estos últimos fueron negadas. Los músicos locales convocados no eran unos extraños, eran representantes de una escena que no tenía lugar en aquella sociedad. Fue así como, desviados de la idea original, se decide grabar un álbum que rescate aquellos sonidos originales que se perdieron en 1959.

El resultado fue el álbum que hoy conocemos, un homenaje a la música cubana de antaño. En ese álbum, participaron músicos como Ibrahim Ferrer, Rubén González, Compay Segundo, y Omara Portuondo, quienes, aunque muchos ya eran figuras veneradas en su país, no tenían el reconocimiento internacional que merecían.

El Buena Vista Social Club no solo fue un proyecto musical cualquiera, fue casi un trabajo de arqueología musical y cultural. Una escena muy curiosa es que en la película que documenta la producción del álbum, muchos intentan dar con local original del club mediante referencias, anécdotas y recuerdos.

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Es crucial que como sociedad nos esforcemos para mantener viva nuestra identidad y patrimonio cultural, especialmente en un mundo donde la globalización tiende a uniformar todo. La música, por ejemplo, es una de las formas más poderosas de reflejar quiénes somos, nuestra historia y nuestras raíces. Al igual que el Buena Vista Social Club ayudó a revivir la música cubana que corría el riesgo de perderse, debemos hacer lo mismo con nuestras tradiciones, lenguas y costumbres.

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Ensayo escrito por el equipo de mask guy records

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